Historia de las religiones by E. O. James

Historia de las religiones by E. O. James

autor:E. O. James [James, E. O.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia, Espiritualidad
editor: ePubLibre
publicado: 1956-01-01T05:00:00+00:00


Los parsis

Aunque la influencia del zoroastrismo y del mazdeísmo, su versión dualista posterior, sobre el judaísmo, el Islam e, indirectamente, sobre el cristianismo, fue considerable, del gran movimiento iniciado por Zaratustra sólo quedó en el Irán un pequeño resto después de la conquisto musulmana en el siglo vii d. C. Estos pocos creyentes recibieron en Persia el nombre de gabaríes, «infieles», porque se negaban a aceptar la autoridad de Mahoma, y las persecuciones prolongadas han reducido su número hasta menos de diez mil en la actualidad. Pero esta disminución progresiva no les ha impedido seguir practicando tenazmente su antigua fe en sus templos del fuego, depurada de muchos de sus aditamentos dualistas y mágicos posteriores. Los demás pasaron en los siglos VII y VIII a la India, donde se les conoce como parsis («pobladores de Pars», la Persia antigua). Allí se establecieron en condiciones menos inhóspitas, principalmente en la zona de Bombay, y no tardaron en formar una comunidad muy próspera que hoy día integran unas cincuenta mil personas, con aproximadamente otras tantas distribuidas por el resto del país y unos cuantos grupos aislados en Londres y otros centros comerciales de todo el mundo, porque los parsis han sido sobre todo hombres de negocios e industriales.

Dondequiera que se hayan asentado, siempre han sido correctos, prósperos y muy competentes, generosos y respetados por sus conciudadanos. Han ocupado, en fin, un lugar en la sociedad no muy distinto del de los miembros de la Sociedad de Amigos en Occidente, con quienes comparten la misma dignidad, reserva y conformidad, la misma independencia y la misma decisión de practicar su fe a su manera, sin trabas ni impedimentos. A los siete años o más tarde se impone a los niños la camisa y el cordón sagrados que simbolizan su iniciación (naojate) en la comunidad de «adoradores zoroástricos de Dios»: se comprometen entonces a «alabar los buenos pensamientos, las buenas palabras y las buenas obras», y mantenerse fieles a «la religión zoroástrica, que es santa, y, entre todas las religiones que han florecido o florecerán, la más grande, mejor y más excelente, y que es la religión que Dios dio a Zaratustra». El parsi tiene la obligación de repetir a diario esta profesión de fe, y de labrarse la propia salvación pensando, hablando y obrando sólo la verdad, así como de practicar en el templo los ritos del fuego, por los que accede sacramentalmente a la presencia de Ahura Mazda.

Corresponde a los sacerdotes, debidamente ordenados para ello mediante una doble consagración, preparar, purificar y atender el fuego sagrado, alimentándolo con sándalo mientras recitan las oraciones prescritas, con la beca tapada, como los cirujanos en el quirófano, para no concontaminarlo con el aliento. En el día de Año Nuevo, que es la fiesta principal de los parsis, se bañan, se ponen ropa nueva y acuden al templo del fuego para quemar sándalo, repartir limosnas a los pobres y felicitarse entre sí. Antes de esta festividad, otra más sombría, la de los muertos, sirve para honrar a Farvardin, el ser divino que preside sobre los espíritus de los antepasados (fravashis).



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